lunes, 22 de septiembre de 2008

Cien años del natalicio de Mons. Francisco Valdés Subercaseaux, un Pastor que veló por la música sagrada



Este 23 de septiembre se cumplen cien años del nacimiento de Fray Francisco Valdés Subercaseaux, primer capuchino chileno y primer obispo de la Diócesis de Osorno.


Fue declarado Siervo de Dios en 1998 y en agosto de éste año el Cardenal Francisco Javier Errázuriz aceptó la solicitud de abrir la segunda etapa para el proceso de canonización, después de haberse comprobado científicamente su primer milagro y estando ya el segundo en investigación. Su causa está en Roma y probablemente se convierta, en breve tiempo, en el tercer santo chileno.

Además de su obra como párroco en Pucón, misionero de la Araucanía y Obispo de Osorno, Mons. Valdés realizó una profunda labor en el campo de la música sagrada. Proveniente de una familia de artistas, y siendo él un hombre de evidentes cualidades como pintor, dibujante y músico, amante de la Iglesia y de su inmenso y profundo patrimonio musical y artístico, no escatimó esfuerzos en cultivar, enseñar y fomentar la verdadera música sagrada.

Corrían los convulsionados años sesenta. Lamentablemente, la Iglesia no se vio libre de la convulsión mundial y también, a juicio del Papa Pablo VI, "el humo de Satanás entró a la Iglesia". Monseñor Valdés participó en las cuatro etapas del Concilio Vaticano II. Sus más cercanos colaboradores y familiares atestiguan haberlo visto llorar en medio de tanta agitación y confusión. Su espíritu contemplativo, su amor por la paz y la belleza, reflejo de la Suma Belleza, se estremecía al ver cómo se despojaba a la Iglesia, entre otras cosas, de uno de sus tesoros, bienes, ofrendas y apostolados más grandes: la música sagrada y litúrgica, siendo reemplazada por música popular, a menudo irrespetuosa y siempre inepta para la Santa Misa y otras celebraciones sagradas.

Su preocupación fue en crecida, hasta que en 1968, siendo presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, escribió el libro "Concilio y Música Sagrada", compendio de las enseñanzas de la Iglesia en materia de música litúrgica y guía para el correcto desempeño y desarrollo de este ministerio. Lamentablemente, el prurito de la novedad pudo más y se hizo caso omiso de sus enseñanzas (que no eran otras que las de la Iglesia). El libro nunca más se volvió a editar y ningún otro obispo ha vuelto a emprender algún trabajo similar. Tampoco se ha conocido ningún tipo de directriz o guía en esta materia por parte de la Conferencia Episcopal de Chile o de algún Obispo en particular.


Monseñor Valdés vivió consagrado y entregado a la voluntad de Dios sin restricciones. Amó a Dios, a la Iglesia y a sus hermanos más que a sí mismo, hasta el olvido más absoluto de sí. En su lecho de muerte dice: “Ofrezco mi vida por el Papa, por la Iglesia, por la diócesis de Osorno, por los pobres, por la paz entre Chile y Argentina y por el triunfo del amor.”
Quiera Dios que desde el cielo, Monseñor Valdés siga intercediendo por la Iglesia, especialmente, por nuestra Iglesia chilena.


No hay comentarios: